
En las primeras semanas de vida del bebé, los padres serán los que tratarán de determinar y adecuar su rutina de sueño. Lograrlo es cuestión de confianza, perseverancia y, sobre todo, apoyo mutuo. Día a día, semana a semana y mes a mes, el bebé irá adquiriendo hábitos que lo ayudarán a dormir mejor.
Los recién nacidos suelen dormir de 15 a 17 horas al día y despertar cada 2 o 3 para comer. Con el tiempo, el periodo de sueño se incrementa. Así, a partir de los dos meses, los bebés empiezan a dormir más por la noche; y a los 3 o 4 meses, conseguirán descansar unas 5 horas seguidas. Este es el momento propicio para empezar a introducir una rutina de sueño.
Una rutina no se establece repentinamente, sino que se desarrolla en forma gradual. Por ello es recomendable comenzar desde temprana edad y es preferible hacerlo cuando el bebé tenga sus sentidos más despiertos.
Es importante comenzar a organizarles el día con pequeñas rutinas de baño, paseos y comidas. Esto ayudará al pequeño a que comience lentamente a dormir de corrido una mayor cantidad de horas. En esta etapa es necesario:
- Que el bebé aprenda que la noche es oscura y silenciosa; y que el día, claro y ruidoso.
- Establecer un horario fijo para el baño, antes de la última toma de leche del día. El bebé necesita sentir que después del baño, le tocará alimentarse, y luego dormir. Si se cumple con estos hábitos, el bebé responderá positivamente.
- Que el bebé lleve ropa adecuada para dormir. Pijama holgado, de acuerdo con la temperatura ambiente.
- Que el bebé aprenda a conciliar el sueño en su cuna y no en los brazos de sus padres.
- Que se atienda al bebé cuando llore. Que se sienta seguro.
Se recomienda hacerlo dormir siempre en el mismo lugar, tanto de día como de noche, y respetar el horario de siesta y el de acostarse al final del día. Es importante que esta premisa se aplique inclusive en vacaciones o cuando reciba visitas.
A partir de la segunda semana, se le puede a enseñar a diferenciar entre el día y la noche. Sobre todo si es un bebé que permanece despierto durante la noche. Para ello, es menester jugar con él en el día sin minimizar los estímulos luminosos como ventanas abiertas o luces encendidas; así como tampoco disminuir los ruidos comunes.
Contrariamente, por la noche los ambientes tienen que permanecer oscuros y silenciosos. Si el bebé tiene hambre, se le tiene que alimentar a oscuras y se tiene que evitar jugar con él o hablarle.
La hora de dormir debe comenzar antes de que el bebé este excesivamente cansado. Considera que durante las primeras seis u ocho semanas no se mantendrá despierto por más de 2 horas.
Doctor Roberto Felix Pacheco
Médico Pediatra – CMP 34264
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